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76609922 Zimmer Bradley Marion Las Nieblas de Avalon 1 Maestra de Magia

Date post: 02-Mar-2016
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  • Marion Zimmer Bradley Las Nieblas de Avaln Libro I Maestra de Magia

    Marion Zimmer Bradley

    LAS NIEBLAS DE AVALN

    LETRASDE BOLSILLO

    SALAMANDRA

    Ttulo original: The Mists of AvalonTraduccin: Edith Zilli

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  • Marion Zimmer Bradley Las Nieblas de Avaln Libro I Maestra de Magia

    Copyright Marion Zimmer Bradley, 1983Published in agreement with the author, c/o Baror International Inc.,

    Armonk, New York, U.S.A.Copyright Ediciones Salamandra, 2000

    Publicaciones y Ediciones Salamandra, S.A.Mallorca. 237 - 08008 Barcelona - Tel. 93 215 11 99

    Reservados todos los derechos. Queda rigurosamente prohibida, sin laautorizacin escrita de los titulares del "Copyright", bajo las sanciones

    establecidas en las leyes, la reproduccin parcial o total de esta obra porcualquier medio o procedimiento, incluidos la reprografa y el tratamiento

    informtico, as como la distribucin de ejemplares mediante alquilero prstamo pblicos.

    ISBN: 84-7888-603-6Depsito legal: B-45.646-2000

    1 edicin, enero de 20002a edicin, noviembre de 2000

    Printed in Spain

    Impresin: Domingraf, S.L. ImpressorsPol. Ind. Can Magarola, Pasaje Autopista, Nave 12

    08100 Mollet del Valls

    Scan/RevisinElfowar/Melusina

    ULD, Octubre 2003

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  • Marion Zimmer Bradley Las Nieblas de Avaln Libro I Maestra de Magia

    ... el Hada Morgana no se cas, sino que fund una escuela en un convento y fue una gran maestra de magia.

    THOMAS MALORY, Morte d'Arthur

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  • Marion Zimmer Bradley Las Nieblas de Avaln Libro I Maestra de Magia

    Prlogo

    HABLA MORGANA...

    En mi vida me han llamado de muchas maneras: hermana, amante, sacerdotisa, hechicera, reina. Ahora, ciertamente, soy hechicera, y acaso haya llegado el momento de que estas cosas se conozcan. Pero, a decir verdad, creo que sern los cristianos quienes digan la ltima palabra, pues el mundo de las hadas se aleja sin pausa del mundo en el que impera Cristo. No tengo nada contra l, sino contra sus sacerdotes, que ven un demonio en la Gran Diosa y niegan que alguna vez tuviera poder en este mundo. A lo sumo, dicen que su poder procede de Satans. O bien la visten con la tnica azul de la seora de Nazaret (que tambin, a su modo, tena poder) y dicen que siempre fue virgen. Pero qu puede saber una virgen de los pesares y tribu-laciones de la humanidad?

    Y ahora que el mundo ha cambiado, ahora que Arturo (mi hermano, mi amante, el rey que fue y el rey que ser) yace muerto (dormido, dice la gente) en la sagrada isla de Avaln, es necesario contar la historia tal como era antes de que llegaran los sacerdotes del Cristo Blanco y lo ocultaran todo con sus santos y sus leyendas.

    Pues, como digo, el mundo ha cambiado. Hubo un tiempo en que un viajero, si tena voluntad y conoca algunos secretos, poda adentrarse con su barca por el mar del Esto y llegar, no al Glastonbury de los monjes, sino a la sagrada isla de Avaln, pues en aquellos tiempos las puertas entre los mundos se difuminaban entre las brumas y estaban abiertas, segn el viajero pensara y deseara. Y ste es el gran secreto, que era conocido por todos los hombres instruidos de nuestros das: el pensamiento del hombre crea un mundo nuevo a su alrededor, da a da.

    Y ahora los sacerdotes, pensando que esto atenta contra el poder de su Dios, que cre el mundo inmutable de una vez para siempre, han cerrado esas puertas (que nunca fueron tales, salvo en la mente de los hombres), y los senderos llevan slo a la isla de los Sacerdotes, que ellos salvaguardan con el taido de las campanas de sus iglesias, ahuyentando toda idea de que otro mundo se extienda en la oscuridad.

    E incluso dicen que ese mundo, si en verdad existe, es propiedad de Satans y la entrada del Infierno, si no el Infierno mismo.

    No s qu puede o no puede haber creado su Dios. Pese a las leyendas que se cuentan, nunca supe mucho de sus sacerdotes ni vest el negro de sus monjas esclavizadas. Si los cortesanos de Arturo, en Camelot, quisieron verme de ese modo (puesto que siempre us la tnica oscura de la Gran Madre en su funcin de hechicera), no los saqu de su error. En verdad, hacia el final del reinado de Arturo, hacerlo habra sido peligroso, y yo inclinaba la cabeza ante la conveniencia, algo que no habra hecho nunca mi gran maestra: Viviana, la Dama del Lago, en otros tiempos la mejor amiga de Arturo, exceptundome a m, y ms tarde su ms tenebrosa enemiga... tambin exceptundome a m.

    Pero la lucha ha terminado; cuando Arturo agonizaba pude tratarlo, no como a mi enemigo y el de mi Diosa, sino como a mi hermano, como a un moribundo que necesitaba el socorro de la Madre, a la que todos los hombres acaban por acudir. Tambin los sacerdotes lo saben, pues su siempre virgen, Mara, vestida de azul, se convierte a la hora de la muerte en la Madre del mundo.

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  • Marion Zimmer Bradley Las Nieblas de Avaln Libro I Maestra de Magia As, Arturo yaca por fin con la cabeza en mi regazo, sin ver en m a la hermana, a la amante o a la enemiga, sino slo a la hechicera, la sacerdotisa, la Dama del Lago. Y as descansaba en el seno de la Gran Madre, del que sali al nacer y al que tena que volver al final, como todos los hombres. Y mientras yo conduca la barca que lo llevaba, no ya a la isla de los Sacerdotes, sino a la verdadera isla Sagrada que est en el mundo de las tinieblas, ms all del nuestro, tal vez se arrepinti de la enemistad que se haba interpuesto entre nosotros.

    En esta narracin hablar de sucesos acontecidos cuando yo era demasiado nia para comprenderlos, y de otros que sucedieron cuando yo no estaba presente. Y tal vez mi oyente se distraer pensando: He aqu su magia. Pero siempre he tenido el don de la videncia y el de ver dentro de la mente humana, y en todo este tiempo he estado cerca de hombres y mujeres. Por eso a veces saba, de un modo u otro, todo lo que pensaban. Y as contar esta leyenda.

    Pues un da los sacerdotes tambin la contarn, tal como la conocieron. Quizs, entre una y otra versin, se pueda ver algn destello de la verdad.

    Porque esto es lo que los sacerdotes no saben, con su nico Dios y su nica Verdad: que no hay leyenda veraz. La verdad tiene muchos rostros. Es como el antiguo camino hacia Avaln: de la voluntad de cada cual y de sus pensamientos depende el rumbo que tome y que al final se encuentre en la sagrada isla de la Eternidad o entre los sacerdotes, con sus campanas, su muerte, su Satans, el infierno y la condenacin... Pero tal vez soy injusta con ellos. Incluso la Dama del Lago, que detestaba las vestiduras sacerdotales tanto como a las serpientes venenosas (y con sobrados motivos), me censur cierta vez por hablar mal de su Dios.

    Porque todos los dioses son un solo Dios me dijo, como haba dicho muchas otras veces, como yo he repetido a mis novicias, como lo dirn todas las sacerdotisas que me sucedan, y todas las diosas son una sola Diosa, y slo hay un Iniciador. A cada hombre su verdad y el Dios que hay en su interior.

    As, tal vez, la verdad flote entre el camino de Glastonbury, isla de los Sacerdotes, y el camino de Avaln, para siempre perdido en las brumas del mar del Esto.

    Pero sta es mi verdad; yo, Morgana, os la cuento. Morgana, la que en pocas ms actuales se llam Hada Morgana.

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  • Marion Zimmer Bradley Las Nieblas de Avaln Libro I Maestra de Magia

    LIBRO I Maestra de magia

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  • Marion Zimmer Bradley Las Nieblas de Avaln Libro I Maestra de Magia

    1Incluso en pleno verano, Tintagel era un lugar espectral; Igraine, esposa del duque Gorlois, contemplaba el mar desde el promontorio. Con la mirada clavada en la niebla y en la bruma, se pregunt cmo podra saber en qu momento la noche y el da duraban lo mismo, para poder celebrar la fiesta del Ao Nuevo. Aquel ao las tormentas de primavera haban sido inusualmente violentas; en el castillo, el estruendo del mar resonaba noche y da, sin dejar dormir ni a hombres ni a mujeres; hasta los perros aullaban lgubremente.

    Tintagel... haba quienes an crean que el castillo haba sido edificado, en los riscos del largo arrecife que penetraba en el mar, por la magia del antiguo pueblo de los Ys. El duque Gorlois responda, riendo, que si l hubiera tenido algo de esa magia la habra usado para impedir que el mar fuera invadiendo la costa ao tras ao. En los cuatro aos transcurridos desde que llegara all como esposa de Gorlois, Igraine haba visto desmoronarse la buena tierra en el mar de Cornualles. Largos brazos de roca negra se adentraban en el ocano desde la costa. Cuando brillaba el sol, el cielo y el agua resplandecan como las joyas con las que Gorlois la colm el da en que supo que le iba a dar su primer hijo. Pero a Igraine no le gustaba lucirlas. La joya que penda de su cuello le fue entregada en Avaln: una piedra lunar que reflejaba el fulgor azul del cielo y del mar; pero aquel da brumoso, incluso la piedra pareca ensombrecida.

    En la niebla, los sonidos atraviesan largas distancias. Igraine, mientras miraba el mar, tuvo la sensacin de estar oyendo pisadas de caballos y muas, sonido de voces. Voces humanas all, en la aislada Tintagel.

    Igraine se dio lentamente la vuelta para volver al castillo. All, en el ltimo rincn del mundo, donde el mar devoraba interminablemente la tierra, era fcil creer en extensiones anegadas hacia el oeste. Tambin se contaba que haba estallado una gran montaa de fuego, muy al sur, devorando una gran extensin de tierra. Igraine nunca supo si creerlo o no.

    S, indudablemente, oa voces en la niebla. No podan ser invasores llegados del mar o de las costas salvajes de Erin. Estaba lejos el tiempo en que se sobresaltaba ante una sombra o ante cualquier sonido extrao. El duque no era su marido: ste se encontraba lejos, en el norte, combatiendo contra los sajones al lado de Ambrosio Aureliano, gran rey de Britania. Si hubiera tenido la intencin de volver, le habra mandado aviso.

    Y no tena nada que temer. De tratarse de jinetes hostiles, los guardias y los soldados de la fortaleza dejados por el duque para proteger a su esposa y a su hija, les hubieran detenido. Slo un ejrcito habra podido pasar. Y quin poda enviar un ejrcito contra Tintagel?

    En otros tiempos, recordaba Igraine sin amargura mientras entraba lentamente en el patio, habra adivinado quin cabalgaba hacia su castillo. Pensarlo ya no la pona triste. Desde el nacimiento de Morgana ya no lloraba por su hogar. Y Gorlois era bondadoso con ella. Haba calmado el miedo y el odio que sinti al principio con joyas y hermosos objetos, trofeos de guerra; la rodeaba de damas para que la atendieran y la

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  • Marion Zimmer Bradley Las Nieblas de Avaln Libro I Maestra de Magia trataba siempre de igual a igual, salvo en los consejos de guerra. No se poda pedir ms, a menos que se hubiera casado con un hombre de las Tribus. Y no haba tenido eleccin. Una hija de la isla Sagrada tena que hacer lo que fuera mejor para su pueblo: ya fuera entregar la vida en el sacrificio, ya renunciar a su virginidad en el sagrado matrimonio, ya casarse convenientemente para cimentar alianzas. Y esto era lo que haba hecho Igraine al desposarse con el romanizado duque de Cornualles, que viva a la usanza romana aunque ya no quedaran romanos en toda Britania.

    Se quit el manto de los hombros. Haca calor en el patio, que la protega del fuerte viento. Y all, una figura se irgui ante ella, materializndose entre la niebla y la llovizna: su media hermana Viviana, la Dama del Lago, la Dama de la isla Sagrada.

    Hermana! susurr, ponindose las manos en el pecho. Ests aqu de verdad?

    La expresin era de reproche. Las palabras parecieron perderse en el viento, ms all de las murallas.Has renunciado a la Videncia, Igraine? Por voluntad propia?Ofendida por la injusticia, la joven replic:Fuiste t quien decret que me casara con Gorlois...

    Pero la silueta de su hermana se haba fundido con las sombras. Nunca haba estado all. Igraine parpade: la breve aparicin se haba esfumado. Y luego se estremeci, sabiendo que el padre Columba considerara aquello una obra del demonio cuando se confesara. Aunque all, en el fin del mundo, los sacerdotes eran permisivos, una visin sera tratada como algo impuro.

    Frunci el entrecejo. Por qu pensar que una visita de su hermana era obra del diablo? El padre Columba poda decir lo que quisiera; tal vez su Dios fuera ms sabio que l. Igraine pens, con una sonrisa, que eso no era muy difcil. Quizs el padre se haba hecho sacerdote de Cristo porque ninguna escuela de druidas habra aceptado entre sus filas a un hombre tan estpido. Al parecer, al Dios cristiano no le preocupaba que un cura fuera estpido siempre que pudiera farfullar su misa y leer y escribir un poco. Incluso ella, que no haba tenido la voluntad de estudiar los misterios de la antigua religin, poda pasar por una seora instruida entre aquellos brbaros romanizados.

    En un cuarto que daba al patio, donde en los das despejados entraba el sol, estaba Morgause, su hermana menor, una joven de trece aos, vestida con una burda tnica de lana sin teir y una vieja capa sobre los hombros; hilaba con aire ausente, girando el huso para recoger la hebra de la rueca. En el suelo, junto al fuego, Morgana jugaba con un viejo huso, observando los errticos movimientos que haca al girar.

    Ya puedo dejar de hilar? se quej Morgause. Me duelen los dedos! Por qu tengo que pasarme la vida hilando como si fuera una dama de compaa?

    Toda seora tiene que aprender a hilar la rega Igraine, como saba que era su obligacin. Y tu hebra es una vergenza: aqu fina, aqu gruesa... Cuando te habites a la labor te fatigars menos. Los dedos doloridos indican que has sido perezosa, pues no se han encallecido con el trabajo.

    Cogi el huso y la rueca y los utiliz con desenvoltura; bajo sus dedos experimentados, el hilo adquiri un grosor perfecto. Y de pronto se cans de comportarse como corresponda.

    Bueno, ya puedes dejar la rueca; tendremos visita a primera hora de la tarde.Morgause la mir fijamente.

    No he odo nada coment. Ni siquiera a un jinete con un mensaje.

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  • Marion Zimmer Bradley Las Nieblas de Avaln Libro I Maestra de Magia No me sorprende, porque no lo ha habido respondi Igraine. Fue una visin. Viviana viene hacia aqu, acompaada por Merln. Supo esto slo despus de decirlo. Lleva a Morgana con su niera y ponte el vestido de fiesta, el teido con azafrn.

    La joven guard prestamente el huso, pero se detuvo para mirarla fijamente.

    El vestido color azafrn? Para recibir a mi hermana?

    A tu hermana no corrigi Igraine. A la Dama de la isla Sagrada y al Mensajero de los dioses.

    Morgause baj la mirada. Era una muchacha alta y fuerte que empezaba a desarrollarse y hacerse mujer. Tena una espesa cabellera roja, como la de Igraine, y la cara llena de pecas. A los trece aos ya era tan alta como su hermana. Recogi de mal grado a la nia y se la llev, mientras su hermana ordenaba:

    Que la niera le ponga un vestido de fiesta. Luego trela para que Viviana la conozca.

    Arriba, en su dormitorio, haca fro; all slo se encenda el fuego en lo ms crudo del invierno. Cuando Gorlois estaba ausente, Igraine comparta la cama con Morgana y con Gwennis, su doncella. A veces tambin Morgause dorma all, bajo las pieles del cobertor. En el gran lecho matrimonial, con dosel y cortinas para protegerse de las corrientes de aire, haba espacio suficiente para tres mujeres y una criatura.

    La anciana Gwen dormitaba en un rincn. Igraine, sin despertarla, se quit el vestido de lana sin teir y se puso el de gala, adornado con una cinta de seda que Gorlois le haba llevado de Londnium. Se puso unos anillos de plata, que tena desde que era nia y que ahora slo le entraban en los meiques, y un collar de mbar, regalo de Gorlois. Luego se trenz el pelo, lo sujet con un pasador dorado y prendi un broche de oro autntico en un pliegue de su manto. Se estudi en el viejo espejo de bronce, regalo de boda de Viviana. Haca ya un ao que haba destetado a Morgana y sus pechos haban vuelto a ser los de antes, quiz algo ms suaves y henchidos, y haba recuperado su antigua esbeltez.

    Gorlois, a su regreso, querra volver a yacer con ella. Cediendo a sus splicas, le haba permitido continuar amamantando a la nia durante el verano, la estacin en que moran tantos nios. Igraine saba que estaba descontento por no haber tenido el varn que deseaba; los romanos cuentan su linaje por la rama masculina, lo cual era absurdo: cmo se puede saber con exactitud quin haba engendrado al hijo de una mujer? Claro que los romanos daban mucha importancia a saber quin se acostaba con sus mujeres; las tenan encerradas y bajo vigilancia.

    Desde luego, Igraine no lo necesitaba: un solo hombre ya era suficientemente malo; quin poda querer a otros, que quiz fueran peores?

    Pero Gorlois, pese a sus deseos de tener un hijo varn, haba sido indulgente: le permiti amamantar a Morgana y evit su cama para que no perdiera la leche con otro embarazo. Por la noche se acostaba con Ettarr, su doncella de cmara. sta, embarazada a consecuencia de las visitas, haba dado en pavonearse. Sera ella la que diera un varn al duque de Cornualles? Igraine no le prest atencin, pues Gorlois ya tena otros hijos bastardos. Pero cuando la muchacha cay enferma y abort, tuvo la prudencia de no preguntar a Gwen por qu estaba tan complacida. La anciana saba mucho de hierbas. Igraine resolvi que algn da le hara decir qu haba puesto exactamente en la cerveza de Ettarr.

    Morgause la esperaba en la cocina, con su mejor vestido. Morgana, vestida de apagado color azafrn, pareca tan oscura como un picto. Era pequea, morena y delicada, de huesos tan menudos como los de un pajarillo. De quin lo habra heredado? Igraine y Morgause eran altas y pelirrojas, como todas las mujeres de las Tribus; Gorlois, aunque moreno, tena la estatura y la delgadez aquilina de los romanos. Y tambin su dignidad, que le impeda manifestar algo ms que indiferencia por su hija.

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  • Marion Zimmer Bradley Las Nieblas de Avaln Libro I Maestra de Magia Mientras daba rdenes para que asaran carne y subieran vino de la bodega, oy el cacareo asustado de las gallinas en el patio. Los jinetes haban cruzado a travs del paso. Los criados estaban atemorizados, pero la mayora se resignaba a la Videncia del ama. Ella la haba fingido, empleando algunas triquiuelas, para conservar aquel respeto. En aquel momento pens: Tal vez siempre la tuve. Tal vez slo cre perderla porque me encontr dbil y falta de energa durante el embarazo. Ahora he vuelto a ser la de siempre. Mi madre fue una gran sacerdotisa hasta el da de su muerte, a pesar de tener varios hijos. Claro que su madre tuvo a sus hijos en libertad, como corresponde a una mujer de las Tribus, y de los padres que ella escogi, no como esclava de un romano cuyas costumbres le daban poder sobre mujeres e hijos.

    Baj lentamente al patio, donde los jinetes ya estaban desmontando. Su mirada se dirigi de inmediato a la nica mujer: era menuda y ya haba dejado atrs la juventud; vesta una tnica de hombre y calzas de lana, y estaba envuelta en capas y chales. Aunque cruzaron una mirada cordial a travs del patio, Igraine fue a inclinarse ante el anciano alto y delgado que desmontaba de una mula huesuda. Llevaba las vestiduras azules de los bardos y una lira colgada del hombro.

    Os doy la bienvenida a Tintagel. seor Mensajero; vuestra presencia honra nuestro hogar.

    Gracias, Igraine dijo con voz resonante, y Taliesin, Merln de Britania, druida y bardo, uni las manos ante su rostro para luego extenderlas hacia ella en un gesto de bendicin.

    Una vez cumplido su deber, Igraine corri hacia su media hermana. Iba a inclinarse tambin ante ella, pero Viviana se lo impidi.

    No, no, criatura. sta es una visita familiar. Ya tendrs tiempo para rendirme honores, si quieres.

    Estrechando a su hermana, le dio un beso en la boca. sta es la pequea? Ya veo que tiene la sangre del pueblo antiguo. Se parece a nuestra madre, Igraine.

    Viviana rondaba los treinta aos; por ser la hija mayor, haba sucedido a su madre como sacerdotisa, Dama del Lago y de la isla Sagrada. Alz a Morgana con las manos expertas de la mujer acostumbrada a tratar con nios.

    Se parece a ti observ Igraine, asombrada de no haberlo notado antes. Claro que no vea a Viviana desde su boda. Y haban pasado muchas cosas desde que, siendo una quinceaera asustada, la entregaran a un hombre que la doblaba en edad. Pero pasad al saln, seor Merln, hermana ma. Venid al calor.Libre ya de las capas y los chales, con una tnica holgada y una daga en el cinturn, envueltas las piernas en gruesas calzas, Viviana era sorprendentemente diminuta, una nia con ropa de adulto. Su rostro pequeo y cetrino tena forma triangular; el pelo era tan oscuro como las sombras de los acantilados.Tambin los ojos eran oscuros, grandes para una cara tan pequea. Igraine nunca se haba dado cuenta de lo pequea que era.

    Una criada les llev la copa de los huspedes: vino caliente, mezclado con lo que restaba de las especias compradas por Gorlois en los mercados de Londnium. Cuando Viviana la cogi entre las manos, Igraine parpade: de pronto pareca alta e imponente. Se la llev lentamente a los labios, murmurando una bendicin. Despus de probar el contenido, la deposit en manos de Merln. ste la recibi con una profunda reverencia y la acerc a su boca. Igraine a su vez recibi la copa, bebi un sorbo y pronunci las palabras formales de bienvenida, sintiendo que tambin formaba parte de aquel bello y solemne ritual, aunque apenas se haba adentrado en los Misterios.

    Cuando dej el recipiente a un lado, la emocin del momento pas. Viviana volvi a ser una mujer menuda y cansada, v Merln, slo un anciano encorvado. Los condujo rpidamente hacia el fuego.

    Largo es el viaje en estos das desde las costas del mar

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  • Marion Zimmer Bradley Las Nieblas de Avaln Libro I Maestra de Magia del Esto coment. Qu os trae por aqu, en poca de tormentas primaverales, hermana y seora ma?

    Y por qu no viniste antes? Por qu me dejaste sola, llena de miedo y nostalgia? Por qu vienes ahora, demasiado tarde cuando ya estoy resignada a la sumisin?

    En verdad, la distancia es larga dijo Viviana con suavidad, e Igraine comprendi que la sacerdotisa haba odo, como siempre, las palabras no dichas junto con las pronunciadas. Y stos son tiempos peligrosos, hija ma. En estos aos te has hecho mujer, aunque te hayas sentido solitaria. Pero si hubieras escogido el camino del sacerdocio habras sufrido la misma soledad, querida Igraine. Luego se agach, suavizando la expresin. Claro que s, puedes sentarte en mi regazo, pequea.

    Y alz a Morgana. Igraine la observ con extraeza y algn resentimiento, pues la nia, generalmente tan tmida como un conejo silvestre, se acomod en el regazo de su ta.

    Y Morgause? Cmo ha crecido desde que te la envi, hace un ao. Mir a la hermana menor, que estaba entre las sombras que produca el fuego con gesto resentido. Acrcate a besarme, hermana. Ah, vas a ser tan alta como Igraine. S, sintate a mis pies si quieres, nia.

    Morgause, mohna como un cachorro a medio adiestrar, apoy la cabeza en el regazo de Viviana. Igraine not que los ojos se le llenaban de lgrimas.Nos tiene a todos en sus manos. De dnde surge tanto poder? Acaso sea que Morgause no ha conocido a otra madre. La madre que, demasiado anciana para tener hijos, haba muerto al dar a luz. Meses antes, Viviana haba tenido una criatura que no sobrevivi, y fue ella quien amamant a Morgause.

    Morgana se haba acurrucado en su regazo; Morgause apoy en su rodilla la cabeza sedosa y pelirroja, que la sacerdotisa acarici.Habra venido a veros cuando naci Morgana dijo, pero yo tambin estaba embarazada. Aquel ao di a luz a un varn. Lo he dado a criar y creo que su madre adoptiva lo mandar con los monjes. Es cristiana.

    No te molesta que se cre como cristiano? pregunt Morgause. Es hermoso? Cmo se llama?

    Le di el nombre de Balan dijo Viviana, riendo. Y su hermano adoptivo se llama Balin. Como se llevan apenas diez das, no dudo que se criarn como gemelos. Y no, no me molesta que lo eduquen como cristiano, porque su padre lo era y Priscila es una buena mujer. Dijiste que el viaje hasta aqu era largo, Igraine; creme, hija, es ms largo ahora que cuando te casaste con Gorlois. Tal vez sea igual desde la isla de los Sacerdotes, en la que crece el Santo Espino, pero la distancia es mucho mayor desde Avaln...

    Y por eso hemos venido dijo Merln de repente. Su voz son como el taido de una gran campana, asustando a Morgana.

    No comprendo dijo Igraine, sbitamente inquieta. Si las dos islas estn tan cerca...

    Las dos son una corrigi Merln irguindose, pero los seguidores de Cristo dicen que no hay ms Dios que el suyo; que l cre el mundo, que lo gobierna solo y que solo hizo las estrellas y el resto de la creacin.

    Igraine se apresur a hacer la seal sagrada contra la blasfemia.Pero eso es imposible asegur. Ningn dios puede, por s solo, gobernarlo todo. Y qu hay de la Diosa, la Madre... ?

    Viviana, con su voz serena y queda, dijo:

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  • Marion Zimmer Bradley Las Nieblas de Avaln Libro I Maestra de Magia Creen que no hay ninguna Diosa, pues dicen que el principio de la mujer es el principio de todo mal. A travs de la mujer, dicen, entr el Mal en este mundo. Los judos tienen una leyenda sobre una manzana y una serpiente.

    La Diosa los castigar musit Igraine impresionada. Y vosotros me casasteis con uno de ellos?

    Entonces ignorbamos que su blasfemia fuera de tal magnitud explic Merln. En nuestros tiempos hubo seguidores de otras deidades, pero todos respetaban a los dioses ajenos.

    Pero qu tiene eso que ver con la distancia desde Avaln? pregunt Igraine.

    Llegamos as al motivo de nuestra visita dijo Merln. Pues como bien saben los druidas, son las creencias de la humanidad las que configuran el mundo y la realidad. Hace mucho tiempo, cuando los seguidores de Cristo llegaron a nuestra isla, comprend que estbamos en un momento crucial, un momento que cambiara el mundo.

    Morgause mir al anciano con ojos llenos de respeto.

    Tan viejo eres, venerable?

    Estos asuntos son demasiado complicados para la nia, venerable padre observ Viviana con un leve reproche. No es ssacerdotisa. Lo que Merln quiere decir, hermana, es que l viva cuando los cristianos llegaron aqu y le fue permitido reencarnarse de inmediato para completar su obra. Son misterios que no tienes por qu tratar de entender. Contina, padre.

    Comprend que era uno de esos momentos en que cambia la historia de la humanidad. Los cristianos pretenden borrar toda sabidura que no sea la suya, y en ese empeo estn haciendo desaparecer todo misterio que no concuerde con su fe religiosa. Han declarado hereja el hecho de que los hombres vivimos ms de una existencia, verdad que reconoce hasta el ltimo de los campesinos...

    Pero si no creen que haya ms de una existencia protest Igraine, cmo evitan la desesperacin? Qu dios justo hara desgraciados a algunos y felices y prsperos a otros, si les diera una sola vida?

    No lo s reconoci Merln. Por un momento cerr los ojos y las arrugas de su rostro se acentuaron. El caso es que sus opiniones estn alterando este mundo, no slo en el aspecto espiritual, sino tambin en el material. Como niegan el mundo del espritu y los reinos de Avaln, estos reinos dejan de existir para ellos. Existen, por supuesto, pero no en el mismo mundo que los seguidores de Cristo. Avaln, la isla Sagrada, no est muy lejos de donde estaba cuando nosotros, los de la antigua fe, permitimos a los monjes que construyeran su capilla y su monasterio en Glastonbury. Tratar de hacrtelo sencillo, Igraine.

    Mira. Se quit la torques de oro del cuello y luego desenvain su daga. Puedo poner este bronce y este oro en el mismo lugar al mismo tiempo?

    La joven parpade sin comprender.

    No, desde luego. Puedes ponerlos juntos, pero no en el mismo lugar.

    Lo mismo sucede con la isla Sagrada dijo Merln. Hace cuatrocientos aos, aun antes de que los romanos intentaran la conquista, los sacerdotes nos hicieron un juramento: que jams se alzaran contra nosotros empuando las armas, pues estbamos aqu antes y entonces ellos eran dbiles y suplicantes. Tengo que reconocer que han respetado ese juramento. Pero en espritu, en sus plegarias, nunca han dejado de luchar contra nosotros para que su Dios expulsara a los nuestros, para imponer su sabidura. Y segn creen

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  • Marion Zimmer Bradley Las Nieblas de Avaln Libro I Maestra de Magia los hombres, as se configura su mundo. Por eso los mundos que en otros tiempos eran uno solo se estn separando.

    Ahora hay dos Britanias, Igraine: la suya, bajo su nico Dios y Cristo; y junto, con y detrs de sta, el mundo donde an impera la Gran Madre, donde el pueblo antiguo eligi vivir y rezar. Ha sucedido antes. Hubo un tiempo en que el pueblo de los duendes, los refulgentes, se retir de nuestro mundo, adentrndose ms y ms en las brumas, de tal forma que slo un vagabundo casual puede pasar la noche entre los elfos y, de hacerlo as, el tiempo no pasara por l, y al salir, despus de una sola noche, descubra que todos los suyos han muerto, pues aquella noche podra haber durado doce aos. Y te digo, Igraine, que ahora est volviendo a suceder. Nuestro mundo, gobernado por la Diosa y el Astado, su consorte, est siendo separado del curso principal del tiempo. Incluso ahora, Igraine, si un viajero parte hacia la isla de Avaln, a menos que conozca muy bien el camino o lleve gua, no llegar nunca; slo encuentra la isla de los Sacerdotes. Para la mayora de los hombres, nuestro mundo se ha perdido en las brumas del mar del Esto. Esto comenz a suceder aun antes de que se retiraran los romanos; ahora, a medida que las iglesias cubren la totalidad de Britania, nuestros mundos se alejan ms y ms. Y si no se les detiene, llegar el da en que habr dos mundos, sin que nadie pueda ir y venir entre ambos...

    As sea! interrumpi Viviana, enfadada. Sigo pensando que tendramos que permitirlo. No quiero vivir en un mundo de cristianos que reniegan de la Madre...

    Pero qu pasar con los otros, los que vivirn en la desesperacin? La voz de Merln volvi a sonar como un gran taido. No: es preciso mantener un sendero abierto, aunque sea secreto. Hay partes del mundo que siguen siendo una misma. Los sajones cabalgan por ambos mundos...

    Los sajones son brbaros y crueles dijo Viviana. Las Tribus, por s solas, no pueden expulsarlos de estas costas. Merln y yo hemos visto que Ambrosio no permanecer mucho tiempo de este mundo; le suceder su duque guerrero, el Pendragn; Uther, lo llaman. Pero hay muchos en este pas que no le seguirn. Necesitamos un jefe que atraiga a todos los habitantes de Britania. De lo contrario, caer todo el pas; durante cientos y cientos de aos estaremos bajo los brbaros sajones. Los mundos se apartarn irrevocablemente y de Avaln ni siquiera quedar una leyenda que ofrezca esperanzas a la humanidad. Slo ese lder nos har uno.

    Pero dnde hallaremos a ese rey? pregunt Igraine. Quin nos dar ese lder?Y de pronto tuvo miedo, pues Merln y la sacerdotisa se volvieron a mirarla. Sus ojos parecieron inmovilizarla, como a una avecilla la sombra de un gran halcn.Cuando Viviana habl, su voz son muy queda.

    T, Igraine. T gestars a ese gran rey.

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    2En el saln reinaba el silencio, salvo por el leve crepitar del fuego. Por fin Igraine suspir profundamente, como si acabara de despertar.

    Qu me estis diciendo? Que Gorlois ser el padre de ese gran rey?

    Vio que su hermana y el mago intercambiaban una mirada. Tambin vio el leve gesto con que la sacerdotisa acallaba al anciano.

    No, seor Merln: esto ha de ser dicho de mujer a mujer... Gorlois es romano, Igraine. Las Tribus no seguiran al hijo de un romano; slo a un vstago de la isla Sagrada, verdadero hijo de la Diosa. Pero necesitamos el apoyo de romanos, celtas y cimbrios, y stos slo seguirn a su Pendragn, hijo de un hombre en el que confan. Ha de ser hijo tuyo, Igraine... pero el padre ser Uther Pendragn.

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  • Marion Zimmer Bradley Las Nieblas de Avaln Libro I Maestra de Magia Igraine los mir fijamente, comprendiendo, y la ira se abri paso lentamente a travs del aturdimiento. Entonces estall:

    No! Ya tengo un esposo y le he dado una hija. No permitir que sigis jugando con mi vida. Me cas como me ordenasteis... y nunca sabris...

    Las palabras se le atascaron en la garganta. No haba manera de contarles aquel primer ao. Ni siquiera Viviana llegara a saberlo. Y aunque lo comprendiera no cambiara de idea, no exigira menos de ella. Demasiadas veces le haba odo decir: Si tratas de evitar tu destino o retrasar el sufrimiento, slo te conde-nas a sufrirlo doblemente en otra vida. Por eso no dijo nada; se limit a mirar a Viviana con el sofocado resentimiento de esos ltimos cuatro aos. Pero neg tercamente con la cabeza.

    Escchame, Igraine dijo Merln. Yo te engendr, aunque eso no me da ningn derecho; es la sangre de la Dama la que confiere realeza, y t eres de la sangre real ms antigua de la isla Sagrada. Est escrito en las estrellas, hija ma, que slo un nacido de dos realezas, la de las Tribus y la de Roma, librar nuestra tierra de toda esta contienda. Ha de haber una paz que permita a estos dos pueblos morar juntos. De lo contrario, nuestro mundo se esfumar en las brumas; puede que, durante milenios la Diosa y los misterios sagrados sean olvidados por la humanidad, salvo por los pocos capaces de ir y venir entre los mundos. Lo permitiras, Igraine? T, que naciste de la Dama de la isla Sagrada y de Merln de Britania?

    Igraine inclin la cabeza, protegiendo la mente contra la ternura de esa voz. Saba desde siempre, sin que nadie se lo hubiera dicho, que Taliesin, el Merln de Britania, haba compartido con su madre la chispa de vida que la cre, pero una hija de la isla Sagrada no mencionaba tales cosas. Una hija de la Dama perteneca slo a la diosa y nadie piadoso poda reclamar su paternidad. El hecho de que Taliesin utilizara este argumento la impresion profundamente.

    Aun as dijo con terquedad, negndose a mirarlo:

    Si os era preciso, no podrais haber utilizado vuestros hechizos para que Gorlois fuera proclamado Gran Dragn? De ese modo, cuando nuestro hijo naciera tendrais a vuestro gran rey.

    El anciano neg con la cabeza, pero fue Viviana quien habl delicadamente:

    No dars ningn hijo varn a Gorlois, Igraine.

    Qu? Acaso eres la Diosa para decidir la fertilidad de las mujeres? acus la joven con violencia, aun sabiendo que sus palabras eran infantiles. Gorlois ha engendrado varones en otras mujeres. Qu me impide darle uno nacido dentro del matrimonio, como l desea?

    Viviana no respondi. Slo dijo, con voz muy suave:Amas a Gorlois?

    Igraine clav la vista en el suelo.

    Eso no tiene nada que ver. Es una cuestin de honor. l ha sido amable conmigo. Me permiti conservar a Morgana cuando ella era lo nico que tena en mi soledad. Ha sido paciente, lo cual no ha de ser fcil para un hombre de su edad. Quiere un hijo varn; lo considera importantsimo para su vida y su honor, y no voy a negrselo. Si acaso alumbro un hijo, ser el hijo del duque Gorlois y de ningn otro hombre viviente. Lo juro por...

    Silencio! La voz de la sacerdotisa acall las palabras de su hermana como el fuerte taido de una gran campana. Te lo ordeno. Igraine: no jures, si no quieres ser perjura por siempre.

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  • Marion Zimmer Bradley Las Nieblas de Avaln Libro I Maestra de Magia Y por qu piensas que no voy a cumplir mi palabra? Se me ense a ser fiel! Yo tambin soy hija de la isla Sagrada, Viviana! No me trates como si fuera una criatura balbuciente, como a Morgana, que no entiende ni una palabra...

    La nia, al or su nombre, se incorpor bruscamente. La Dama del Lago, sonriendo, le acarici el pelo oscuro.

    No creas que esta pequea no comprende. Los nios saben ms de lo que suponemos. En cuanto a sta... bueno, eso pertenece al futuro y no tengo que mencionarlo delante de ella, pero quin sabe si un da no ser tambin una gran sacerdotisa.

    Nunca! Aunque tenga que hacerme cristiana para impedirlo estall Igraine. Creis que os voy a permitir conspirar contra la vida de mi hija como habis conspirado contra la ma?

    Paz, Igraine dijo Merln. Eres libre, como lo es todo hijo de los dioses. No hemos venido a ordenar, sino a suplicarte. No, Viviana dijo levantando la mano para impedir que la Dama lo interrumpiera. Igraine no es un indefenso juguete del destino. Creo que, cuando lo sepa todo, decidir lo correcto.

    Morgana haba empezado a revolverse en el regazo de su ta. sta la aquiet arrullndola con suavidad, pero Igraine se levant para hacerse cargo de la nia, airada y furiosa. Notaba los ojos ardientes de lgrimas. No tena ms que a Morgana, y ahora tambin ella estaba cayendo vctima del encanto de Viviana, como todos los dems.

    Levntate de inmediato, Morgause dijo speramente a la muchacha, que an tena la cabeza en el regazo de la Dama. Sube a tu cuarto. Ya eres casi una mujer y no puedes comportarte como una nia malcriada.

    Morgause levant la cabeza, apartndose el pelo rojo de la cara mohna.

    Por qu escogiste a Igraine para tus planes, Viviana? pregunt. No quiere tomar parte. Pero yo soy mujer y tambin soy hija de la isla Sagrada. Por qu no me escogiste a m para Uther, el Pendragn? Por qu no puedo ser la madre del gran rey?

    Merln sonri.

    Te lanzaras tan implacablemente a los brazos del destino, Morgause?

    Por qu Igraine s y yo no? No tengo esposo.

    Hay un rey en tu futuro y muchos hijos varones. Pero tienes que conformarte con eso, muchacha.Nadie puede vivir el destino ajeno. Tu destino y el de tus hijos dependen de ese gran rey. Ms que eso no puedo decir asever el anciano. Ya es suficiente, Morgause.

    Igraine, con la pequea en brazos, se sinti mas duea de s. Estoy faltando a la hospitalidad, hermana, mi seor Merln dijo con voz inexpresiva. Permitid que mis criados os acompaen a las alcobas que hemos preparado para vosotros. Se os llevar vino y agua para lavaros; al caer el sol se prepararuna comida.

    Viviana se levant. Su voz era formal y correcta. Por un momento, Igraine se sinti aliviada; volva a ser la seora de su casa, no ya una criatura pasiva, sino la esposa de Gorlois, duque de Cornualles.

    Hasta el anochecer, pues, hermana ma.

    Los servidores se llevaron a los huspedes. Igraine, en su alcoba, acost a Morgana en la cama y dio en

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  • Marion Zimmer Bradley Las Nieblas de Avaln Libro I Maestra de Magia pasearse, nerviosa por lo que haba odo.

    Uther Pendragn. No lo haba visto nunca, pero Gorlois encomiaba con frecuencia su valor. Era sobrino de Ambrosio Aureliano, gran rey de Britania, pero, a diferencia de ste, era britano de pura cepa, sin rastros de sangre romana, de modo que los cimbrios y las Tribus no vacilaban en seguirlo. Haba pocas dudas de que algn da Uther sera escogido gran rey. Como Ambrosio no era joven, ese da no poda estar muy lejos.Y yo sera reina... En qu estoy pensando? Sera capaz de traicionar a Gorlois y mi honor?Al levantar el espejo de bronce vio a su hermana detrs, en el umbral de la puerta. Viviana se haba quitado los pantalones que usaba para montar y vesta una tnica suelta de lana sin teir. Se le acerc, alzando la mano para tocarle el pelo.

    Pequea Igraine. No tan pequea, ahora dijo con ternura. Sabas, pequea, que yo te di ese nombre? Grainn, como la diosa de los fuegos de Beltane... Cunto hace que no prestas servicio a la Diosa en Beltane?

    Igraine esboz una leve sonrisa.

    Gorlois es romano y cristiano. Crees que en su casa pueden celebrarse los ritos de Beltane?

    No, supongo que no reconoci Viviana con sentido el humor. Pero en tu lugar no creera imposible que tus criaos escapen en el solsticio de verano para encender fogatas y holgar bajo la luna llena. Claro que el seor y la seora de una casa cristiana no pueden hacerlo, a la vista de sus sacerdotes y de su adusto Dios.

    No hables as del Dios de mi esposo, es un Dios de amor dijo Igraine secamente.

    Eso crees? Sin embargo, ha hecho la guerra a todos los dems dioses y mata a quienes no lo adoran. Gurdeme yo de semejante amor. En virtud de los votos que una vez pronunciaste, podra reclamarte que hicieras lo que te he indicado en nombre de la Diosa y la isla Sagrada...

    Oh. magnfico exclam la joven con sarcasmo. Ahora mi Diosa me exige que haga de puta, mientras Merln de Britania y la Dama del Lago me hacen de alcahuetes.

    Los ojos de Viviana lanzaban chispas. Dio un paso hacia delante y, por un momento, pareci que iba a abofetearla.

    Cmo te atreves! dijo. Aunque su voz era queda, pareci levantar ecos en toda la habitacin. Morgana, medio dormida bajo la manta de lana, se incorpor con un grito, sbitamente asustada.

    Ahora has despertado a la nia protest Igraine, sentndose en el borde de la cama para tranquilizarla.

    Poco a poco, la cara de Viviana fue perdiendo el arrebol. Por fin se sent junto a su hermana.

    No me has comprendido, Grainn. Crees que Gorlois es inmortal? Te digo, hija, que he procurado leer en las estrellas los destinos de quienes sern vitales para Britania en los aos venideros, y el nombre de Gorlois no est escrito en ellas.

    La joven not que le temblaban las rodillas.

    Uther lo matar?

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  • Marion Zimmer Bradley Las Nieblas de Avaln Libro I Maestra de Magia Uther no tomar parte en su muerte, te lo juro. Pero piensa, hija. Tintagel es una gran fortaleza. Cuando Gorlois ya no pueda retenerlo, cunto tardar Uther Pendragn en ordenar a uno de sus duques que se apodere del castillo y la mujer que lo habita? Antes Uther que uno de sus hombres.

    No puedo regresar a la isla Sagrada y pasar el resto de mi vida en Avaln, como sacerdotisa?

    No es se tu destino, pequea. La voz de Viviana era otra vez tierna. No puedes huir de tu destino. Tienes un papel asignado en la salvacin de esta tierra, pero el camino de Avaln est definitivamente cerrado para ti. Caminars hacia tu destino o ser preciso que los dioses te arrastren hacia l?

    Y aadi sin aguardar respuesta:

    No falta mucho. Ambrosio Aureliano agoniza. Ahora sus duques se reunirn para escoger a un gran rey. Y no hay nadie, salvo Uther, en quien puedan confiar. Conque l ser Pendragn y gran rey a la vez. Y necesitar un hijo.

    Igraine tena la sensacin de estar dentro de una trampa que cerraba sobre ella.

    Si tanta importancia le das, por que no lo haces tu misma? Por qu no procuras atraer a Uther con tus hechizos y concibes a ese rey predestinado?

    Para sorpresa suya, Viviana vacil largo rato antes de decir:

    Crees que no lo he pensado? Pero olvidas lo vieja que soy Igraine. Tengo treinta y nueve aos; ya dej atrs la edad de la procreacin.

    En el espejo de bronce que an tena en la mano, Igraine vio el reflejo de su hermana, distorsionado y deforme, fluido como el agua; de pronto la imagen se aclar, para luego empaarse y desaparecer.

    Eso crees? dijo. Sin embargo, te predigo que tendrs otro hijo.

    Espero que no. Tengo ms edad que nuestra madre cuando muri al nacer Morgause. Ya no podra escapar de ese destino. Este ao participar por ltima vez en los ritos de Beltane; despus entregar mi puesto a una mujer ms joven y pasar a ser la anciana, la hechicera. Soaba con entregar a Morgause el lugar de la Diosa...

    Por qu, pues, no la retuviste en Avaln para que fuera sacerdotisa?

    La Dama se mostr muy triste.

    No es apta. Bajo la capa de la Diosa no ve el incesante sacrificio, el sufrimiento, sino slo poder. Ese camino no es para ella.

    No creo que t hayas sufrido objet Igraine.

    No sabes nada. T tampoco elegiste ese camino. Yo, que le he entregado mi vida, afirmo que sera ms sencillo vivir como simple campesina, bestia de carga y hembra de cra. Agradece a la Diosa que tu destino sea otro.

    Igraine pens, en silencio: Crees que ignoro el sufrimiento, el soportar en silencio, despus de estos cuatro aos? Pero no dijo nada. Viviana se haba inclinado tiernamente hacia Morgana para acariciarle el pelo sedoso.

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  • Marion Zimmer Bradley Las Nieblas de Avaln Libro I Maestra de Magia Ah, Igraine, no sabes cunto te envidio. Toda la vida he deseado tanto una hija... Pero slo tuve una nia, la que muri, y mis hijos varones estn lejos. Se estremeci. Bueno, es mi destino y tratar de obedecerlo, como t intentars obedecer al yo. Slo te pedir una cosa, Igraine, dejo el resto en manos de quien es duea de todos nosotros. Gorlois, a su regreso, tendr que ir a Londnium para la eleccin del gran rey. Y t tienes que ingenirtelas para acompaarlo.

    Su hermana se ech a rer.

    Qu poco me pides, pero es ms difcil que cualquier otra cosa! Crees que Gorlois cargara a sus hombres con la tarea de acompaar a una joven esposa hasta Londnium? Me gustara ir, de verdad, pero l me llevar cuando crezcan higos y naranjas en la huerta de Tintagel.

    Aun as tienes que ingenirtelas para acompaarlo y buscar a Uther Pendragn.

    La joven volvi a rer.

    Y me hars un bebedizo para enamorarlo irresistiblemente?

    Viviana le acarici los rizos rojos.

    Eres joven, hermana. No creo que tengas conciencia de tu belleza. Dudo que Uther necesite de un encantamiento.

    Igraine sinti que su cuerpo se contraa en un extrao espasmo de miedo.

    Quiz fuera mejor que me dieras el bebedizo a m, para que no lo rechace.

    Su hermana, con un suspiro, toc la piedra lunar que le penda del cuello, y dijo:

    Esto no es un regalo de Gorlois.

    No; me lo regalaste en mi boda, recuerdas? Dijiste que fue de mi madre.

    Dmela Viviana busc bajo la cabellera rizada para desabrochar la cadena. Cuando esta piedra te sea devuelta, Igraine, recuerda lo que he dicho y haz lo que la Diosa te indique.

    La joven contempl la piedra en manos de la sacerdotisa. Luego suspir, pero sin protestar. No le he prometido nada, nada, se dijo fieramente.

    Irs a Londnium para la eleccin de ese gran rey, Viviana?

    La sacerdotisa neg con la cabeza.

    Voy a la tierra de otro monarca que tiene que combatir al lado de Uther pero que an no lo sabe. Ban de Armrica, en la Britania menor, ha sido nombrado gran rey de su pas; sus druidas le han dicho que tiene que cumplir con el gran rito y se me enva para oficiar el sagrado matrimonio.

    Crea que Britania era tierra cristiana.

    Oh, as es confirm Viviana, indiferente, y sus sacerdotes tocarn las campanas. Pero el pueblo no aceptar a un rey que no se haya comprometido al gran sacrificio.

    Igraine aspir profundamente.

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  • Marion Zimmer Bradley Las Nieblas de Avaln Libro I Maestra de Magia Es tan poco lo que s...

    Antao explic la Dama, el gran rey juraba que, si el pas sufra un desastre o corran tiempos peligrosos, l morira para que la tierra pudiera vivir. Y si se negaba al sacrificio, la tierra perecera. Una parte de Britania menor tambin se ha encerrado en las brumas y ya es imposible hallar el gran altar de piedra. El camino que conduce al templo ya no se puede encontrar, a menos que se conozca el sendero a Karkan. Pero el rey Ban ha jurado impedir que los mundos sigan apartndose y mantener abiertas las puertas de los Misterios. Por eso se someter al matrimonio sagrado con la tierra. Resulta adecuado que mi ltimo servicio a la Madre, antes de ocupar mi lugar entre las hechiceras, sea ligar su tierra a Avaln. Por eso he de ser la Diosa ante l, en este misterio.

    Guard silencio, pero el cuarto pareca colmado con el eco de su voz. Luego se inclin para alzar a la nia dormida, abrazndola con gran ternura.

    An no es doncella, ni yo hechicera dijo. Pero somos las Tres, Igraine. Juntas componemos a la Diosa, que est aqu, presente entre nosotros.

    La joven se pregunt por qu no haba incluido a su hermana Morgause. Estaban tan abiertas la una a la otra que Viviana oy esas palabras como si las hubiera pronunciado en voz alta. Dijo en un susurro (e Igraine la vio estremecerse):

    La Diosa tiene un cuarto rostro que es secreto. Tendras que rogarle, como yo le ruego, que Morgause nunca utilice ese rostro.

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  • Marion Zimmer Bradley Las Nieblas de Avaln Libro I Maestra de Magia

    3Igraine tena la sensacin de llevar una eternidad cabalgando bajo la lluvia. El trayecto a Londnium era como un viaje al fin del mundo.Hasta entonces haba viajado poco: slo de Avaln a Tintagel. Compar a la nia temerosa y desesperada de aquel primer viaje con la mujer actual. Ahora montaba junto a Gorlois, quien se tomaba el trabajo de contarle algo sobre las tierras que atravesaban; ella rea y bromeaba, y por la noche, en la tienda, iba de buena gana a su lecho. De vez en cuando echaba de menos a Morgana, preguntndose cmo estara. Pero resultaba grato verse libre otra vez, volver a ser una muchacha, sin la torpeza de la verdadera juventud. Y lo estaba disfrutando. Ni siquiera le molestaba la incesante lluvia que oscureca las colinas distantes, obligndolos a viajar envueltos en una leve bruma.

    Ests fatigada, Igraine?

    La voz de Gorlois sonaba suave y atenta. No era, desde luego, el ogro que pareca en aquellos primeros das de terror, cuatro aos atrs! Ahora estaba envejeciendo; tena el pelo y la barba canosos (aunque se afeitaba cuidadosamente, a la manera romana), y la piel curtida por las cicatrices de muchos aos de combate, lo que haca conmovedor su deseo de complacerla. Nunca haba sido cruel con ella. S, saba poco sobre el cuerpo de la mujer y cmo utilizarlo, mas eso no pareca ahora crueldad, sino slo torpeza.

    Le sonri con alegra:

    No, en absoluto. Creo que podra seguir interminablemente. Pero con tanta bruma, no es posible que nos extraviemos y no lleguemos nunca a Londnium?

    No temas contest con gravedad. Mis guas son muy buenos y conocen cada palmo del camino. Y antes de que caiga la noche llegaremos a la antigua va romana que conduce al centro mismo de la ciudad. As que hoy dormiremos bajo techo y en una cama decente.

    Ser un placer volver a dormir en una cama decente dijo Igraine, pudorosa.

    Tal como esperaba, vio el sbito rubor que encenda el rostro de su marido. Pero l apart la mirada, casi como si le tuviera miedo. Y ella disfrut de ese poder recin descubierto.Mientras cabalgaba a su lado, reflexion sobre el cario de repente le inspiraba Gorlois: cario mezclado con pena, como si hubiera llegado a quererlo slo ahora, al saber que tena que perderlo. De un modo u otro, era consciente de que sus das junto a l estaban contados, y record cmo supo por primera vez que iba a morir.

    Para advertirla de su llegada, l le haba enviado a un mensajero, un hombre de ojos suspicaces que lo espiaban todo; obviamente, si l hubiera tenido una esposa joven habra llegado a su casa sin darle aviso, con la esperanza de sorprenderla en alguna falta o en un gasto extravagante. Igraine, que se saba irreprochable, le dio una buena acogida, sin prestar atencin a sus miradas impertinentes. Poda interrogar a los criados cuanto quisiera; le diran que, a excepcin de su hermana y Merln, no haba recibido a nadie en Tintagel.

    Cuando el hombre hubo partido, ella se detuvo en el momento de cruzar el patio, afectada por un miedo sin causa: una sombra caa sobre ella en pleno sol. Y en aquel momento vio a Gorlois, sin caballo ni cortejo. Estaba ms flaco, ms envejecido, ojeroso y demacrado. En la mejilla tena un corte que ella no recordaba.

    Esposo mo! exclam. Qu te trae hasta aqu de esta manera, solo y sin armas? Ests enfermo? Ests...?

    Y entonces se interrumpi y su voz se desvaneci en el aire, pues all no haba nadie, slo la luz caprichosa de las nubes, el mar y las sombras, y el eco de su voz.

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  • Marion Zimmer Bradley Las Nieblas de Avaln Libro I Maestra de Magia Durante el resto de aquel da trat de tranquilizarse, dicindose que era slo una visin, como la que le haba advertido sobre la llegada de Viviana. Pero Gorlois no posea la videncia. Lo que haba visto era su fantasma, su doble, el precursor de su muerte.Cuando l apareci por fin, sano e indemne, ella intent desprenderse del recuerdo. Gorlois no estaba herido ni desanimado; por el contrario, llegaba de muy buen humor, con regalos Para ella y hasta un collar de cuentas de coral para Morgana.Despus de revolver en los sacos del botn, le dio a Morgause una capa roja.

    Debi de pertenecer a alguna ramera sajonacoment riendo y pellizcando a la muchacha bajo la barbilla. Est bien que la luzca una decente doncella britana. El color te va. hermana. Cuando hayas crecido un poco, sers tan guapa como mi esposa.

    Morgause, entre risitas y mohines, pos con su capa nueva. Ms tarde, cuando la pareja se dispona a acostarse, Gorlois dijo speramente:

    Es preciso que casemos a esa nia cuanto antes, Igraine. Es un putoncete al que se le iluminan los ojos ante todo lo que tenga forma masculina. Viste cmo miraba a mis soldados ms jvenes, a m mismo? No quiero que alguien as deshonre a mi familia y d mal ejemplo a mi hija!Igraine respondi con delicadeza. No poda olvidar que haba visto la muerte de Gorlois y no quera discutir con un condenado. Adems, a ella tambin le avergonzaba la conducta de su hermana menor.

    As que va a morir. Bueno, no hace falta ser profeta para saber que un hombre de cuarenta y cinco aos, tras haberse pasado la vida combatiendo con los sajones, no vivir para ver crecer a sus hijos. No voy a creer por eso el resto de las tonteras que se me han dicho. Ni pretender que l me lleve a Londnium.Pero al da siguiente, mientras desayunaban, l habl bruscamente.

    No te extraa que haya regresado tan repentinamente, Igraine?

    Tras la noche pasada, ella se senta confiada y le sonri.

    Cmo cuestionar la fortuna que me devuelve a mi esposo tras un ao de ausencia? Espero que se deba a que las costas estn libres de sajones y nuevamente en manos britanas.l sonri con aire distrado. Luego la sonrisa desapareci.

    Ambrosio Aureliano est agonizando. La vieja guila se ir pronto y no hay ningn aguilucho que vuele en su lugar. Todos los reyes britanos han sido convocados para reunirse en Londnium, a fin de elegir al gran rey y jefe guerrero; yo tambin he de ir. Ser una gran reunin, Igraine, y muchos de los duques y reyes llevarn a sus esposas. Querras acompaarme?

    A Londnium?

    S, si te atreves a hacer un viaje tan largo y a separarte de la nia. Preferira no volver a separarme de ti, ni siquiera durante unos das. . Tienes que ingenirtelas para ir a Londnium con l, haba dicho Viviana. Y ahora resultaba innecesario pedirlo. Igraine tuvo una sbita sensacin de pnico, como si montara un caballo desbocado. Para disimular su confusin bebi un sorbo de cerveza.

    Ir, si as lo deseas.Dos das despus iban camino del este, rumbo a Londnium y al campamento de Uther Pendragn y del moribundo Ambrosio, para la eleccin del gran rey.

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  • Marion Zimmer Bradley Las Nieblas de Avaln Libro I Maestra de Magia A media tarde llegaron a la va romana, lo cual les permiti viajar con ms celeridad, y aquel mismo da divisaron las afueras de Londnium. Igraine nunca haba imaginado que en un mismo lugar pudieran reunirse tantas casas; por un momento se sinti sofocada.

    Pasaremos esta noche en la casa de uno de mis soldados dijo Gorlois y maana nos presentaremos en la corte de Ambrosio.

    Aquella noche, sentados ante el fuego, ella le pregunt:Quin crees que va a ser el prximo gran rey?

    Qu puede importarle a una mujer quin gobierne?

    Igraine le sonri de soslayo.

    Aunque sea mujer, Gorlois, tengo que vivir en esta tierra. Y me gustara saber a qu tipo de hombre seguir mi esposo, en la paz y en la guerra.

    Paz! Qu paz puede haber, con tantos pueblos salvajes como vienen a nuestras ricas costas? Tenemos que unir todas nuestras fuerzas para defendernos. Son muchos los que querran lucir la capa de Ambrosio. Lot de Orkney, por ejemplo; hombre rudo, pero digno de confianza, jefe enrgico y buen estratega. Pero an est soltero y no tiene descendencia. Es joven para ser gran rey pero, de esa edad, es el hombre ms ambicioso que he conocido. Y Uriens, de Gales del norte. No tiene problemas de descendencia, pues ya tiene hijos varones, pero carece de imaginacin: quiere hacerlo todo como se hizo siempre; dice que, si funcion una vez, volver a funcionar. Y sospecho que no es buen cristiano.

    A cul elegiras tu?

    l suspir.

    A ninguno. He seguido a Ambrosio toda mi vida y seguir a quien l haya escogido. Es una cuestin de honor, y el hombre de Ambrosio es Uther. No hay ms que decir, aunque Uther no me guste. Es un libertino, con diez o doce bastardos Ninguna mujer est segura cerca de l. Va a misa porque 10 hace el ejrcito y porque es lo apropiado. Prefiero un pagano sincero a un cristiano que lo es slo por el provecho que de ello puede sacar.

    Sin embargo, lo respaldars.

    Oh. s. Es muy buen militar y los hombres lo seguiran hasta el infierno si fuera preciso. No escatima esfuerzos para hacerse querer por el ejrcito. Tiene mucho talento e imaginacin. Consigui un acuerdo con las tropas del tratado y este otoo logr que combatieran junto a nosotros. S, lo apoyar. Pero eso no significa que me guste.

    Mientras escuchaba, Igraine se dijo que Gorlois haba revelado ms sobre s mismo que sobre los otros candidatos a gran rey. Por fin dijo:

    Nunca has pensado...? Eres el duque de Cornualles y Ambrosio os aprecia. No podras ser el elegido?

    Creedme, Igraine: no quiero la corona. Deseas ser reina?

    No lo rechazara respondi recordando la profeca de Merln.

    Lo dices porque eres demasiado joven para entender lo que eso significa asever Gorlois con una sonrisa. En otros tiempos, cuando era ms joven... pero no quiero pasarme el resto de la vida combatiendo.

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  • Marion Zimmer Bradley Las Nieblas de Avaln Libro I Maestra de Magia Y para el gran rey no hay paz, aun cuando los enemigos abandonen nuestras costas, porque entonces comienzan a guerrear sus amigos, aunque slo sea por sus favores. No, no habr corona para m. Y cuando tengas mi edad, te alegrars de ello.

    Mientras Gorlois hablaba, Igraine not un escozor en los ojos. As pues, aquel duro soldado, el hombre sombro al que ella haba temido, estaba ahora tan cmodo con ella que hasta le revelaba en parte sus anhelos. Dese con todo su corazn que pudiera pasar sus ltimos aos al sol, viendo jugar a sus hijos. Pero aun en aquel momento, en el parpadeo del fuego, crea ver la sombra ominosa de la fatalidad que le segua.

    Aquella noche apenas durmi, dando vueltas y vueltas en la cama extraa, oyendo la serena respiracin de Gorlois. Hacia la maana cay en un sueo inquieto; so con un mundo entre brumas, con la costa de la isla Sagrada, que retroceda ms y ms entre la niebla. Le pareca ir remando en una barca, exhausta, buscando la isla de Avaln. Pero aunque la costa le era familiar, en el templo de su sueo no estaba la Diosa sino que se elevaba un crucifijo, y un coro de monjas cristianas vestidas de negro cantaba uno de esos himnos dolientes. Despert llorando con angustia. Al incorporarse, oy por doquier el taido de campanas de iglesia.Gorlois tambin se irgui.

    Es la iglesia en la que Ambrosio oye misa. Vstete pronto Igraine, e iremos juntos.

    Mientras ella se cea un corselete de seda, por encima de la sobreveste de lino, un servidor desconocido llam a la puerta pidiendo hablar con la seora Igraine, esposa del duque de Cornualles. Cuando le hizo la reverencia, record haberlo visto aos antes, guiando la barca de Viviana. Al acordarse de su sueo, not un escalofro.

    Vuestra hermana os enva esto de parte de Merln dijo; con la recomendacin de que lo usis y recordis vuestra promesa. Nada ms. Y le entreg un paquete pequeo, envuelto en seda.

    Qu es, Igraine? pregunt Gorlois, acercndose desde atrs con el entrecejo fruncido. Quin te enva regalos? Reconoces al mensajero?

    Es uno de los hombres de mi hermana, de la isla de Avalnexplic ella.

    Iba a desenvolver el regalo, pero Gorlois se lo quit con rudeza, diciendo:

    Mi esposa no recibe regalos de mensajeros que me son desconocidos.

    Igraine abri la boca, indignada; su reciente ternura desapareci en un solo instante.

    Vaya, es la piedra azul que llevabas cuando nos casamos coment l, intrigado. De qu promesa se trata? Cmo lleg esta piedra a manos de tu hermana, si en verdad es ella quien la enva?La joven aguz el ingenio para mentir deliberadamente por Primera vez en su vida.

    Cuando mi hermana vino de visita, le di la piedra y la cadena para que hiciera arreglar el cierre en Avaln. Y la promesa de que hablaba es cuidar mejor de mis joyas. Me devolvers ahora el collar, esposo mo?El le entreg la piedra lunar, ceudo.

    Tengo artesanos que lo habran compuesto sin sermonearte, tu hermana ya no tiene derecho a hacerte reproches. Tienes que comportarte como una mujer adulta, depender menos de tu hogar.

    Bueno, ahora he recibido dos sermones replic Igraine mientras se abrochaba la cadena. Uno de mi hermana y otro de mi esposo, como si fuera una nia ignorante.

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  • Marion Zimmer Bradley Las Nieblas de Avaln Libro I Maestra de Magia An crea ver, sobre la cabeza de Gorlois, la sombra de su muerte, el temido fantasma de los condenados. De pronto pidi con fervor no haber concebido un hijo suyo, no gestar el vstago de un hombre condenado. Sinti un fro glacial.

    No te enfades conmigo, Igraine dijo Gorlois acaricindole el pelo. Tratar de recordar que ya no eres una criatura de quince aos, sino una mujer de diecinueve. Ven. Tenemos que prepararnos para la misa del rey.

    La iglesia era pequea y modesta; dentro, en el interior fro y hmedo, se haban encendido las lmparas. Igraine se alegr de haberse puesto la gruesa capa de lana.

    Est el rey aqu? pregunt.

    Acaba de entrar: est en aquel asiento, delante del altar murmur Gorlois inclinando la cabeza.

    Lo reconoci de inmediato por la oscura capa roja con la que cubra una tnica profusamente bordada y un tahal cubierto de piedras preciosas. Ambrosio Aureliano pareca tener unos sesenta aos; era alto, enjuto y se afeitaba a la manera romana, pero caminaba encorvado, como si tuviera alguna herida interna. Quiz en otros tiempos haba sido apuesto; ahora tena la cara amarilla y arrugada, el bigote cado y el pelo gris. Lo acompaaban dos o tres consejeros o reyes menores: uno que supuso que era Uriens de Gales del norte, y otro ms delgado y apuesto, ricamente vestido, con el pelo oscuro y corto, a la manera romana.

    Igraine se pregunt si el segundo sera Uther, el compaero y posible heredero de Ambrosio. Durante el largo oficio aqul permaneci junto al rey, siempre atento, aunque Igraine, acostumbrada a leer en las expresiones, vio que no estaba pendiente del servicio ni del sacerdote, sino de sus pensamientos; cuando el envejecido monarca tropez, el hombre esbelto y moreno le ofreci el brazo. En una ocasin, volvi la cabeza para mirar directamente a Gorlois y sus ojos se encontraron brevemente con los de Igraine. Eran negros, bajo espesas cejas del mismo color, y la joven sinti una repentina repulsa. Si aqul era Uther, no tendra nada que ver con l; una corona era un precio demasiado bajo por estar a su lado. Deba de ser mayor de lo que pareca, pues aquel hombre no aparentaba ms de veinticinco aos.

    Ya iniciado el oficio, se produjo un pequeo alboroto cerca de la puerta. Entr en la iglesia un hombre alto y marcial, ancho de hombros, aunque esbelto, seguido por cuatro o cinco soldados. El cura prosigui sin alterarse, pero el dicono apart la mirada de los Evangelios frunciendo el entrecejo. El hombre alto se descubri la cabeza revelando un pelo claro, va ralo en la coronilla, y avanz por entre la congregacin. Oremos, dijo el sacerdote. Al arrodillarse, Igraine vio que el hombre alto y rubio estaba a su lado inclinando la cabeza piadosamente.

    No la levant durante toda la larga ceremonia; incluso cuando la congregacin empez a acercarse al altar para recibir el pan y el vino consagrados, l no se movi. Gorlois toc a su esposa en el hombro y ella lo acompa. Los cristianos sostenan que la esposa tena que seguir en la fe a su marido; si iba mal preparada a la comunin, ese Dios que tenan poda culpar a Gorlois.

    Al volver a su asiento vio que el hombre alto levantaba la cabeza. Gorlois lo salud secamente y continu su marcha. El hombre mir a Igraine, y por un momento fue como si se riera de ambos; ella se descubri sonriendo. Luego, ante un ceudo gesto de censura de Gorlois, fue a arrodillarse mansamente a su lado. Pero not que el rubio la observaba. A juzgar por su sayo de cuadros, al estilo del norte, deba de ser Lot de Orkney, el que Gorlois consideraba joven y ambicioso. Entre los norteos los haba tan rubios como los sajones.

    Terminada la bendicin, el sacerdote y sus diconos se retiraron, portando el gran crucifijo y el Libro Santo. Igraine busc al rey con la mirada. Estaba macilento y cansado y, apoyado pesadamente en el brazo del joven moreno que lo haba sostenido durante toda la misa, se volva ya para abandonar la iglesia.

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  • Marion Zimmer Bradley Las Nieblas de Avaln Libro I Maestra de Magia Lot de Orkney no pierde tiempo, verdad, mi seor de Cornualles?coment el hombre rubio del sayo de cuadros. No se separa de Ambrosio, siempre dispuesto a servirlo.

    Conque ste no es el duque de Orkney, como yo pensaba, se dijo Igraine.Su esposo asinti con un gruido.

    Es vuestra seora esposa, Gorlois?

    Hosco y de mala gana, Gorlois hizo las presentaciones.

    Igraine, querida ma, he aqu a nuestro duque de guerra: Uther, a quien las Tribus llaman Pendragn, por su estandarte.

    Ella le hizo una reverencia, parpadeando asombrada. Aquel hombre desgarbado y rubio como los sajones era Uther Pendragn? Poda ser aqul el cortesano destinado a suceder a Ambrosio? Aquel torpe que entraba interrumpiendo la Santa Misa? El hombre tena la mirada clavada, no en su cara, sino algo ms abajo: en la piedra lunar que penda sobre su pecho.

    Gorlois, que tambin haba reparado en la direccin de su mirada, dijo:

    Tengo que presentar a mi esposa al rey; buenos das os d Dios, seor.

    Y lo dej sin aguardar ms saludo. Cuando estuvieron a cierta distancia coment:

    No me gust la manera en que te miraba, Igraine. No es hombre al que deba tratar una mujer decente. Evtalo.

    No me observaba a m, esposo mo advirti ella, sino la joya que luzco. Ambiciona riquezas?

    Ese hombre lo codicia todo replic Gorlois secamente.

    Alcanzaron al grupo real caminando tan deprisa que el fino calzado de Igraine tropezaba con las piedras de la calle. Ambrosio, rodeado de sacerdotes y consejeros, tena el aspecto de un anciano cualquiera que, enfermo, hubiera ido a misa en ayunas: necesitaba comida y un lugar donde sentarse. Caminaba con una mano apoyada en el costado, como para aliviar un dolor. Pero sonri a Gorlois con sincera cordialidad. Entonces Igraine comprendi por qu toda Britania haba abandonado sus rencillas para servirle y arrojar a los sajones.

    Gorlois, qu pronto has vuelto de Cornualles! Tena pocas esperanzas de verte aqu antes del consejo... o en este mundo. Su voz sonaba dbil y agitada, pero le tendi los brazos al duque de Cornualles, quien lo abraz con cautela.

    Estis enfermo, seor! Tendrais que haberos quedado en cama!

    Ambrosio dijo, con una pequea sonrisa:

    Pronto tendr que quedarme all. Y me temo que durante mucho tiempo. Ven a desayunar conmigo, Gorlois, y cuntame cmo va todo en tu tranquila campia.

    Los dos hombres continuaron la marcha, e Igraine los sigui. Al otro lado del rey caminaba el hombre moreno y delgado, vestido de escarlata: Lot de Orkney. Una vez en su casa e instalado en una silla cmoda, Ambrosio llam a Igraine con una sea.

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  • Marion Zimmer Bradley Las Nieblas de Avaln Libro I Maestra de Magia Bienvenida a mi corte, seora Igraine. Me dice tu esposo que eres hija de la isla Sagrada.

    As es, seor confirm tmidamente.

    Entre mis consejeros tengo alguno de tu pueblo; a mis sacerdotes no les gusta que vuestros druidas gocen de la misma consideracin que ellos, pero yo les digo que unos y otros sirven al Altsimo, cualquiera que sea el nombre que le den. Y la sabidura es sabidura, no importa cmo se adquiere asever Ambrosio sonrindole. Ven, Gorlois, sintate a mi lado.

    Igraine tom asiento en el banco acolchado, con la sensacin de que Lot de Orkney rondaba el lugar como el perro apaleado que desea congraciarse con su amo. Amaba a su rey o slo quera estar cerca del trono, para recibir un reflejo de su poder? Not que Ambrosio, aunque instaba cortsmente a sus invitados a comer el buen pan de trigo, la miel y el pescado fresco, slo aceptaba trozos de pan remojado en leche. Tambin repar en el dbil color amarillo que le manchaba el blanco del ojo. Ambrosio agoniza, haba dicho Gorlois; obviamente, no era ms que la verdad. Y Ambrosio tambin lo saba, a juzgar por sus palabras.

    Me han llegado noticias de que los sajones han hecho una especie de pacto con los del norte dijo el monarca. Esta vez, la lucha puede afectar a Cornualles. Uriens, t tal vez tengas que guiar tus ejrcitos por la tierra del oeste; t y Uther, que conoce bien las colinas galesas. Es posible que la guerra llegue a tu apacible campia, Gorlois.

    Pero estis protegido por las costas y los acantilados apunt Lot de Orkney, con voz suave. Con ese largo arrecife, Tintagel se puede defender.

    Cierto dijo Gorlois. Pero hay lugares donde se puede desembarcar. Y aunque no llegaran al castillo, hay granjas, sembrados y buenas tierras. Puedo defender la fortaleza, mas qu ser de los campesinos?

    Me parece que un seor, duque o rey, tendra que hacer algo ms que la guerra dijo Ambrosio. Pero no s qu. Nunca he tenido tiempo para averiguarlo. Quiz lo hagan nuestros hijos.

    En la sala contigua se produjo una sbita conmocin. Luego entr el rubio y alto Uther, con un par de perros sujetos por unas enredadas correas. Se detuvo en la puerta para desenmaraarlas pacientemente y, despus de entregrselas a su criado, entr.

    Os pasis la maana molestndonos, Uther dijo Lot rencoroso. Primero, al cura durante la Santa Misa; y ahora, al rey.

    Os he molestado, seor? Os suplico perdn dijo Uther sonriente.El rey alarg la mano sonriendo tambin, como ante el hijo favorito.

    Se te perdona, Uther; pero haz que se lleven esos perros, por favor. Ven a sentarte, muchacho.Ambrosio se levant con dificultad. Igraine not que el recin llegado lo abrazaba con delicadeza y deferencia. Realmente ama al rey pens, no es slo ambicin.

    Gorlois se dispona a cederle su puesto, pero el rey le indic que no se moviera. Uther estir sus largas piernas por encima del banco y se sent junto a Igraine, que apart sus faldas al verlo tambalearse. Qu torpe es! Como un cachorro grande y amistoso. Se sirvi pan y pescado; luego ofreci a la joven una cucharada de miel, que ella rehus cortsmente.

    No me gustan los dulces dijo.

    No los necesitis, seora.

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  • Marion Zimmer Bradley Las Nieblas de Avaln Libro I Maestra de Magia Igraine not que su mirada estaba otra vez fija en su pecho. Acaso nunca haba visto una piedra lunar? O contemplaba la curva de sus senos?

    Era alto y rubio, su piel se mantena firme, sin arrugas. El olor de su transpiracin era limpio y fresco como el de un nio. Sin embargo, ya no era tan joven; el pelo claro comenzaba a ralear. Ella sinti un extrao desasosiego, algo que no haba experimentado antes; su muslo estaba junto al suyo en el banco y era muy consciente de esta circunstancia, como si fuera una parte separada de su cuerpo. Con la mirada gacha, dio un pequeo mordisco al pan con mantequilla mientras escuchaba a su esposo, que discuta con Lot lo que sucedera si la guerra llegaba al oeste.

    Los sajones son luchadores, s intervino Uther, pero combaten de manera ms o menos civilizada. En cambio, los del norte estn locos; se lanzan al combate desnudos y gritando. Es importante adiestrar a las tropas para que resistan sin aterrorizarse.

    En eso las legiones romanas nos llevaban ventaja coment Gorlois, pues no eran campesinos reclutados para luchar, sino soldados vocacionales, bien disciplinados. Lo que necesitamos son legiones. Tal vez si recurriramos al emperador...

    El emperador ya tiene suficientes problemas dijo Ambrosio, sonriendo levemente. Si queremos legiones para Britania, Uther, tendremos que adiestrarlas nosotros mismos.

    Imposible asegur Lot. Nuestros hombres combatirn para defender sus hogares y por lealtad a los jefes de su clan, pero no por un gran rey o emperador. Me cuesta persuadir a mis hombres para que me sigan al sur; si aqu no hay sajones, dicen con parte de razn, por qu tenemos que combatirlos all?No comprenden que si los detenemos ahora, quiz nunca lleguen a su tierra? dijo Uther, acalorado.Lot alz una mano riendo.

    Calma, Uther! Yo lo s; son mis hombres los que lo ignoran.Gorlois apunt con voz ronca:

    Tal vez convendra reponer las guarniciones en la gran muralla del norte, a fin de defender tus tierras de los sajones, Lot.

    No podemos desperdiciar tropas para eso objet Uther, impaciente. No podemos prescindir de ningn soldado adiestrado! Tal vez tengamos que permitir que los pueblos aliados defiendan las costas sajonas, mientras nosotros presentamos resistencia en el pas del Esto. De ese modo, no podrn durante el invierno saquear nuestros campamentos, como hicieron hace tres aos, pues no conocen el camino que rodea las islas.

    Igraine escuchaba con atencin; como hija del pas del Esto, saba que durante el invierno los mares inundaban la tierra. Lo que en verano era transitable, aunque pantanoso, en invierno se trocaba en lagos y mares interiores. Incluso a un ejrcito invasor le costara adentrarse por all, como no fuera durante la cancula.

    Es lo que me dijo Merln manifest Ambrosio, y nos ha ofrecido un lugar para acampar all nuestros ejrcitos.

    Uriens adujo con voz ronca:

    No me gusta abandonar las costas sajonas a las tropas aliadas. Los sajones, sajones son; slo respetan un juramento mientras les conviene. Creo que nuestra peor equivocacin fue el pacto de Constantino con Vortigern...

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  • Marion Zimmer Bradley Las Nieblas de Avaln Libro I Maestra de Magia No dijo el rey. Constantino dio tierras a Vortigern y sus sajones combatieron para defenderlas, porque son agricultores.

    Pero ahora son tantos que exigen ms tierras dijo Uriens. Y si no se las damos, amenazan con venir a cogerlas. Por si no bastara pelear contra los sajones de ultramar, ahora tenemos que combatir con los que trajo Constantino.

    Basta pidi Ambrosio alzando una mano huesuda. No puedo remediar los errores de quienes murieron antes de mi nacimiento.

    Me parece dijo Lot que lo mejor sera expulsar a los sajones de nuestros reinos y luego fortificarnos para impedir que vuelvan.

    No creo que sea posible advirti el rey. Algunos viven aqu desde los tiempos de sus abuelos y no abandonarn el suelo que les pertenece por derecho. Tampoco debemos violar el tratado. Si peleamos entre nosotros dentro de Britania, cmo tendremos fuerzas para combatir cuando nos invadan desde fuera? Adems, entre los sajones aliados hay cristianos; ellos lucharn a nuestro lado contra los salvajes y sus dioses paganos.

    Lot sonri irnicamente:

    Creo que los obispos de Britania tenan razn cuando se negaron a enviar misioneros a los sajones de nuestras costas. Demasiados problemas nos causan ya en esta tierra para que soportemos tambin sus toscas bravatas en el cielo.

    Creo que tenis una idea equivocada del cielo dijo una voz familiar.

    Igraine experiment una sensacin extraa y busc con la mirada a quien haba hablado. Vesta una simple tnica gris, de corte monacal. Aunque nunca habra reconocido a Merln con ese atuendo, su voz era inconfundible.

    Creis realmente que las disputas y las imperfecciones de la humanidad continuarn en el ms all, Lot?

    La verdad es que nunca he hablado con nadie que hubiera estado en el cielo, seor Merln, y creo que vos tampoco. Pero hablis con la sabidura de un sacerdote. Acaso habis tomado las rdenes a vuestra avanzada edad?

    Merln respondi, riendo:

    Tengo algo en comn con vuestros sacerdotes: he dedicado mucho tiempo a separar las cosas humanas de las divinas. Y al terminar descubro que no hay tanta diferencia.

    Y por qu combatimos, pues? pregunt Uther con una gran sonrisa, siguiendo la corriente al anciano. Si en el Cielo se resolvern todas nuestras diferencias, por qu no deponemos las armas y abrazamos a los sajones como a hermanos?

    Merln volvi a sonrer cordialmente.

    As ser cuando todos nos hayamos perfeccionado, seor Uther. Mientras tanto, hemos de cumplir nuestra parte en el juego de esta vida mortal. Pero este pas necesita paz para que los hombres puedan pensar, no en la guerra, sino en el Cielo.

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  • Marion Zimmer Bradley Las Nieblas de Avaln Libro I Maestra de Magia Uther se ech a rer.

    Poco me agrada sentarme a pensar en el Cielo, anciano. Soy guerrero, lo he sido toda mi vida y ruego que se me permita vivir batallando, como corresponde a todo hombre que no sea monje.

    Cuidaos de lo que peds en vuestras oraciones advirti

    Merln, clavndole una mirada penetrante, pues los dioses con seguridad os lo darn.

    -No quiero llegar a viejo para pensar en el Cielo y en la pazinsisti Uther. Me parece muy aburrido. Quiero guerra, saqueo y mujeres. Mujeres, s! Y los sacerdotes no aprueban nada de eso.

    Gorlois dijo:

    Pues entonces no sois mucho mejor que los sajones, verdad, Uther?

    Hasta vuestros sacerdotes dicen que tenemos que amar a nuestros enemigos, Gorlois. El interpelado alarg un brazo por detrs de Igraine para dar una palmada en la espalda de su esposo. Y yo amo a los sajones, que me dan lo que quiero de la vida. Cuando tenemos un poco de calma, como ahora, podemos disfrutar de los festines y de las mujeres. Despus, de nuevo a la lucha, como corresponde a un hombre hecho y derecho.

    Podis pensar as porque sois joven, Uther. Cuando tengis mi edad, vos tambin estaris harto de la guerra manifest Gorlois con seriedad.

    El Pendragn ri entre dientes.

    Vos tambin estis harto de la guerra, mi seor Ambrosio?

    El rey sonri; pareca muy fatigado.Poco importa, Uther, pues Dios, en su sabidura, ha querido enviarme guerra durante todos mis das y he de cumplir su voluntad. Puede que en tiempos de nuestros hijos tengamos paz suficiente para preguntarnos por qu combatimos.

    Lot de Orkney intervino, con su voz suave y equvoca:

    Vaya, nos hemos puesto filosficos, el seor Merln, mi rey; incluso vos, Uther, os metis en filosofas. Pero seguimos sin decidir qu haremos con los salvajes que nos atacan desde el este y el oeste, y con los sajones de nuestras costas. Ya sabemos que no habr ayuda de Roma; si queremos legiones, tenemos que adiestrarlas. Y creo que necesitamos tambin a un Csar propio.

    Un hombre al que Igraine haba odo llamar Hctor intervino:

    Los cesares gobernaron bien Britania en nuestros tiempos, pero ya vemos cul es el peor defecto de los imperios: cuando hay problemas en su territorio de origen, retiran las legiones y nos dejan en manos de los brbaros. Magno Mximo...

    l no era emperador corrigi Ambrosio, sonriendo. March con sus legiones hacia Roma porque deseaba que se le proclamara, pero sus ambiciones quedaron en nada, salvo algunas bonitas leyendas. En vuestras colinas galesas, Uther, no se habla an de Magno el grande, que volver con su gran espada, a la cabeza de sus legiones, para rescatarnos de los invasores?

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  • Marion Zimmer Bradley Las Nieblas de Avaln Libro I Maestra de Magia En efecto ri Uther. Le achacan la antigua leyenda del rey que fue y el rey que volver, para salvar a su pueblo en el peor momento.

    Tal vez sea eso lo que necesitamos propuso Hctor, sombro: un rey de leyenda.Merln habl serenamente.

    Vuestro sacerdote dira que el nico rey que fue y ser es Cristo Celestial.El otro ri con aspereza.

    Cristo no puede conducirnos a la batalla. Sin intencin de blasfemar, mi seor, los soldados tampoco seguiran el estandarte de un Prncipe de la paz.

    Quiz tendramos que buscar a un rey que les haga pensar en las leyendas insinu Uther.

    En el saln se hizo el silencio. Igraine, que oa por primera vez las discusiones de los hombres, pudo leer en sus pensamientos lo que todos perciban en la pausa: la seguridad de que el monarca all sentado no llegara al verano. Cul de ellos ocupara su alto sitial el ao prximo?

    Ambrosio apoy la cabeza en el respaldo. Fue la seal para que Lot dijera, con su celo acostumbrado:

    Estis fatigado, seor; os hemos cansado. Permitid que llame a vuestro chambeln.

    El rey le sonri con suavidad.

    Pronto tendr mucho descanso, primo.

    Pero hasta el esfuerzo de hablar fue excesivo. Lanzando un suspiro largo y trmulo, permiti que Lot le ayudara a levantarse. Los hombres se dividieron en grupos para discutir en voz baja.

    El hombre llamado Hctor se acerc a Gorlois.

    El seor de Orkney no pierde oportunidad de fortalecer su posicin fingiendo solicitud hacia el rey.

    Lot no quiere que Ambrosio pueda expresar sus preferencias, que muchos respetaran. Yo entre ellos, Hctor.Cmo no? Ambrosio no tiene hijos varones ni puede nombrar un heredero, pero sabe que tiene que guiarnos con su deseo. Uther no me satisface, tiene demasiadas ganas de vestir la prpura de los cesares, pero aun as es mejor que Lot. Si se tratara de elegir entre dos males...

    Gorlois asinti lentamente.

    Nuestros hombres seguirn a Uther. Pero las Tribus no querrn a nadie tan romanizado. Obedeceran a Orkney.

    Lot no tiene madera de gran rey asegur Hctor. Es preferible perder el apoyo de las Tribus que el de todo el pas. Lo dividira en facciones enfrentadas para ser el nico que contara con la confianza de todos. Escupi. Ese hombre es una vbora.

    Pero sabe persuadir. Tiene talento, valor e imaginacin.

    Tambin Uther. Y es el preferido de Ambrosio.

    Gorlois apret los dientes.

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  • Marion Zimmer Bradley Las Nieblas de Avaln Libro I Maestra de Magia Cierto, cierto. El honor me obliga a cumplir su voluntad. Pero preferira que hubiera elegido a un hombre cuya moral estuviera a la altura de su valor. No confo en Uther, pero... neg con la cabeza, mirando a Igraine. Pequea, esto no puede interesarte en absoluto. Har que mi escudero te escolte hasta casa.

    Ella se dej conducir sin protestas. Tena mucho en que pensar. Los ojos de Uther, fijos en ella, llenaban sus pensamientos. Cunto la haba mirado! No, a ella no: a la piedra lunar. Acaso Merln la haba encantado?

    Debo hacer la voluntad de Merln y de Viviana? Debo entregarme a Uther sin resistencia, como antes a Gorlois? La idea le disgustaba. Sin embargo... an senta el contacto de Uther en la mano, la intensidad de sus ojos grises.

    Al llegar a su alojamiento guard la piedra en la limosnera que llevaba atada a la cintura y se sent a hilar. Qu tontera pens; no creo en esas viejas leyendas de encantamientos y filtros de amor. Ya era una mujer de diecinueve aos y tena esposo; hasta era posible que estuviera gestando el hijo varn que l deseaba. Y si tuviera el capricho de comportarse lascivamente, haba hombres ms atractivos que aquel gran patn, desaliado como los sajones y con modales de norteo.

    Sera posible que lo eligieran gran rey?

    Igraine dej caer el huso en el regazo, pensando en la profeca de Viviana: que el hijo engendrado en ella por Uther salvara el pas, imponiendo la paz entre los pueblos en guerra. Por lo que haba odo aquella maana en la mesa del rey, estaba convencida de que tal monarca sera difcil de hallar.

    Recogi el huso, exasperada. No era posible esperar a que un nio an no concebido llegara a la edad adulta. Lo necesitaban ahora. Merln estaba obsesionado por las antiguas leyendas. Era absurdo pensar que un hijo de Uther poda ser otro Magno el grande.

    Ms tarde, aquel mismo da, oy doblar una campana y, al poco rato, entr Gorlois, triste y desalentado.

    Acaba de morir Ambrosio dijo. La campana dobla por l.

    Igraine, al ver el dolor en su rostro, intent consolarle.

    Era anciano dijo y recibi mucho amor. Aunque lo acababa de conocer, pude ver que era la clase de hombre a quien todos aman y siguen.

    Su marido suspir pesadamente.

    Es cierto. Y no tenemos a nadie como l para que lo reemplace; nos ha dejado sin gua. Qu ser ahora de nosotros?Poco despus le indic que le preparara su mejor ropa.

    Al atardecer se oficiar una Misa de rquiem y yo tengo que asistir. T tambin, Igraine.

    La joven se puso el otro vestido y trenz su cabellera con una cinta de seda. Luego comi un poco de pan y queso. Gorlois no quiso probar bocado, diciendo que prefera rezar y ayunar hasta que su rey fuera sepultado.Igraine no lo entenda. En la isla Sagrada le haban enseado que la muerte era tan slo la puerta a otro nacimiento; por qu los cristianos temblaban de miedo ante la idea de partir hacia su paz eterna? Record al padre Columba con sus salmos luctuosos. S: su Dios era tambin un Dios de miedo y de castigo.

    Sigui con estas cavilaciones cuando acompa a Gorlois a misa y mientras oa el cntico lastimero del sacerdote sobre el juicio de Dios y el da de la ira, en que el alma se enfrentara a la condena eterna. A medio himno vio que Uther Pendragn, arrodillado al fondo de la iglesia, alzaba las manos para cubrirse la cara

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  • Marion Zimmer Bradley Las Nieblas de Avaln Libro I Maestra de Magia plida y disimular los sollozos; poco despus sala de la iglesia. Se dio cuenta de que Gorlois la estaba mirando con dureza y baj la mirada para seguir oyendo piadosamente aquellos himnos interminables.

    Pero al terminar la misa, cuando los hombres se agruparon frente a la iglesia, su marido la present a la esposa del rey Uriens de Gales del norte, una matrona rolliza y solemne, y a la de Hctor, que se llamaba Flavila y era una mujer sonriente, no mucho mayor que la misma Igraine. Dedic un momento a charlar con ellas, pero su mente divagaba por otros derroteros; la chchara de las mujeres le interesaba poco y su actitud piadosa la aburra. Le preguntaron por su hija y comentaron la eficacia de los amuletos de bronce contra las fiebres de invierno y las ventajas de poner en la cuna un misal para evitar el raquitismo.

    Lo que causa el raquitismo es la mala alimentacin __dijo Igraine. Mi hermana, que es sacerdotisa y curandera, me ha dicho que ninguna criatura sufre de raquitismo si su madre est sana y lo amamanta durante dos aos completos.

    Yo digo que eso son estpidas supersticiones asegur Gwyneth, le esposa de Uriens. El misal es sagrado y eficaz contra todas las enfermedades, pero sobre todo contra las de los pequeos, que han sido bautiza


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